¿Para qué hacer preguntas?
Su morada, desde ahora, es el descanso
y su vestido, la luz.
Para siempre.
Silencio y paz. ¿Qué sabemos nosotros?
Dios mío, Señor de la historia y dueño del ayer y del mañana,
en tus manos están las llaves de la vida y de la muerte.
Sin preguntarnos, lo llevaste contigo a la morada santa,
y nosotros cerramos nuestros ojos,
bajamos la frente y simplemente te decimos: Está bien, sea.
Silencio y paz.
La música fue sumergida en las aguas profundas, y
todas las nostalgias gravitan sobre las llanuras infinitas.
Se acabó el combate. Ya no habrá para él lágrimas, ni luto, ni sobresaltos.
El sol brillará para siempre sobre su frente,
y una paz intangible asegurará definitivamente sus fronteras.
Señor de la vida y dueño de nuestros destinos,
en tus manos depositamos silenciosamente este ser entrañable que se nos fue.
Mientras aquí abajo entregamos a la tierra sus despojos
transitorios, duerma su alma inmortal para siempre en la paz eterna,
en todo seno insondable y amoroso, oh Padre de misericordia.
Silencio y paz.
3 comentarios:
Es un bello poema para la memoria de la persona que nombras, que descanse en paz y en la luiz del Señor...Amen....
Como janeth me uno a tu bella oración por la paz de esta alma.
Besos:)
Bellas palabras de despedida y consuelo a la vez
Luceta
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